08. TC. Reticular, TC. Adiposo Blanco y Pardo

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Tejido Conectivo Reticular

El tejido conectivo reticular se caracteriza por el delicado entrecruzamiento de fibras reticulares y células reticulares. Forma el estroma (armazón de soporte) del hígado, el bazo y los ganglios linfáticos, y contribuye a la unión de las células del tejido muscular liso. Además, las células reticulares del bazo filtran la sangre y eliminan de ésta las células sanguíneas viejas. Las células reticulares linfáticas filtran la linfa y eliminan bacterias.

 

Tejido adiposo

El tejido adiposo es un tejido conectivo laxo y sus células, llamadas adipocitos, están especializados en el almacenamiento de triglicéridos (grasas). Los adipocitos o células adiposas derivan de los fibroblastos. Como tienen en su interior una gran gota de triglicéridos, el citoplasma y el núcleo de estas células son rechazados hacia la periferia. El tejido adiposo se encuentra donde hay tejido conectivo areolar. Actúa como aislante y de tal modo reduce la pérdida de calor a través de la piel. Es la principal reserva de energía y en general brinda soporte y protección a diversos órganos. A medida que una persona aumenta de peso por una mala dieta y falta de ejercicio físico, la cantidad de tejido adiposo se incrementa y se forman al mismo tiempo nuevos vasos sanguíneos. Como consecuencia, una persona obesa tiene muchos más vasos sanguíneos que una persona delgada. Esta situación puede traer consigo un mayor esfuerzo del corazón para bombear la sangre y se puede desencadenar un estado de hipertensión arterial.

El tejido adiposo blanco o grasa blanca, constituye la mayor proporción del tejido adiposo en los adultos. Existe otro tipo de tejido adiposo denominado tejido adiposo pardo o grasa parda. Éste debe su coloración oscura a la rica irrigación sanguínea, así como también a las numerosas mitocondrias pigmentadas que participan en la respiración celular aeróbica. A pesar de que la grasa parda está ampliamente distribuida en el feto y en el lactante, en los adultos representa solo una pequeña porción. Este peculiar tejido genera considerable cantidad de calor y probablemente ayuda a que el recién nacido mantenga su temperatura corporal. El calor generado por el gran número de mitocondrias se disipa hacia otros tejidos del organismo a través de la extensa irrigación sanguínea.

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